Aunque la Biblia no da explicación alguna a esta costumbre, todo el mundo cristiano reza con las palmas de las manos en contacto. Esta costumbre empezó a popularizarse a partir del S. IX. Antiguamente, para rezar se alzaban las manos al cielo y con el paso del tiempo han ido cerrándose y acercándose al corazón.

Otras teorías apuntan a que esta costumbre se remonta a la época de los romanos, cuando un enemigo podía salvar su vida si se arodillaba con las manos pegadas en el pecho, cosa que era un símbolo de su sumisión y de que no era portador de ningún arma. Este gesto también se usó en la Edad Media con el mismo fin. Lo usaban los vasallos para dirigirse a sus señores mostrando sumisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario