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jueves, 30 de junio de 2011

Gato de schrödinger

Este experimento imaginario fue propuesto por el físico austríaco Erwin Schrödinger en 1935 para exponer uno de los efectos más extreños de la mecánica cuántica.

El experimento propuesto por Schrödinger pretende dar a conocer uno de los aspectos más inversemblantes de la mecánica cuántica según la cual un átomo puede estar en dos lugares a la vez. 

Para realizar el experimento, Schrödinger nos propone que encerremos a un gato en un caja cerrada, opaca y que aislase totalmente al animal del exterior. Esta caja cuenta con un mecanismo detector de partículas alfa, de manera que si detectase alguna, rompería una botella de vidrio en la que se encuentra un gas venenoso que mataria al gato. Por otro lado, esta partícula tiene el 50% de probabilidades de ser detectada por otro mecanismo que no rompería la botella.

Según la física cuántica, el gato no estará ni vivo ni muerto hasta que abramos la caja para comprobarlo, mientras no la abramos, el gato estará en un estado distinto a muerto y distinto a vivo, por lo tanto no estará ni vivo ni muerto, se podría decir que está vivo y muerto a la vez.  


En el momento en el que abramos la caja, la sola acción de observar los mecanismos modifica el estado del sistema de tal modo que ahora observamos o bien un gato vivo o bien un gato muerto, ya que el gato forma parte de un sistema cuántico, y al formar parte de él, responde a las leyes de la mecánica cuántica.
En otras palabras, con la capacidad cuántica del átomo de estar en dos siteos al mismo tiempo, éste habrá tomado la ruta del mecanismo que activará la botella, y a la vez la del mecanismo que no la activará. Por lo tanto el gato estará en un estado donde se encontrara vivo y muerto a la vez, sólo el momento en el que abramos la caja el gato se definirá, o vivo o muerto. Que el gato esté vivo y muerto a la vez tiene que ver con la decoherencia, un fenómeno según el cual el estado del gato se filtra con el del entorno gradualmente en lugar de quedar atrapado en la caja hasta que alguien la abra. Como que contra más caliente, caótico y grande es un objeto, más se filtra en el entorno y un gato es un objeto grande, caliente y caótico, este hecho se podrá producir y no se podrán aplicar las leyes cuánticas al animal. Por otro lado, un átomo se filtra en menor grado, y por lo tanto sigue las leyes de la mecánica cuántica. Ésta es una de las diversas explicaciones que existen.

Siguiendo la interpretación del experto en el tema Copenhague, mientras no abramos la caja, el sistema, descrito por una función de onda, tiene aspectos de un gato vivo y aspectos de un gato muerto. Así pues, sólo podemos predicar sobre la potencialidad del estado final del gato y nada del propio gato. En el momento en el que abramos la caja, la sola acción de observar modifica el estado del sistema de tal modo que ahora observamos únicamente o un gato vivo o un gato muerto. Esto se debe a una propiedad física llamada superposición cuántica que explica que el comportamiento de las partículas a nivel subatómico no puede ser determinado por una regla estricta que defina su función de onda. La física cuántica postula que la pregunta sobre la vida del gato sólo puede responderse probabilísticamente.
 
Existen otro tipo de interpretaciones sobre el estado del animal. Una de ellas es la interpretación que habla de los universos paralalelos. Según ésta el gato sigue estando vivo y muerto a la vez pero en ramas diferentes del universo, todas las cuales son reales, pero incapaces de interactuar entre sí debido a la decoherencia cuántica.
Otras interpretaciones propuestas son las del colapso objetivo, la interpretación racional o la asambleística.

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